TRABAJOS DE ALUMNOS DEL INSTITUTO SELGAS

A continuación podrán ver los textos que hemos recibido de los alumnos del Instituto Selgas para el concierto didáctico
 “5 Héroes 5”

CORIOLANO
Ramón Estrada Aranda

A las puertas de Roma está la madre de Coriolano. De rodillas. Llora. Grita el nombre de su hijo. A sus pies, la cabeza de Coriolano. Maldice todas las veces que suplicó a su hijo que no matase a los romanos; maldice el momento en que, junto a la esposa de su hijo difunto, pidió compasión para el Imperio Romano.Pero los volscos le han hecho un favor a su hijo, le han convertido en el héroe que pudo acabar con Roma y no lo hizo, aunque eso le costó la vida.


Nora Iglesias Valle

Coriolano, un héroe romano. Atacaba la ciudad de Roma, él tenía pensado ganar la batalla; avanzaba con su ejército, casi llegaba a Roma. Entre el ruido de las voces, las pisadas y los caballos, Coriolano sintió una voz muy dulce, él la recordaba perfectamente, era su madre; le pedía que no atacase la ciudad o todos los habitantes de Roma morirían. Coriolano cambió de idea y anunció la retirada, los romanos se habían salvado de la muerte pero los volscos asesinaron a Coriolano por traición; los romanos, en vez de dar gritos de alegría por haberse salvado,  se lamentaban: habían perdido a un gran héroe; gracias a él la ciudad de Roma estaba salvada.


Samuel Suárez Martínez

Suena la música, avanzamos al son de los instrumentos, ya queda menos para conocer la muerte, ya llega el ejército a Roma, esa música se ha metido en tu cabeza mientras ves a tu madre suplicando que no ataques, que no te defiendas, simplemente que huyas, es el momento de la venganza pero un sentimiento de paz te impide dar el grito de guerra, has salvado a los ciudadanos de Roma, pero se acerca tu final, la muerte, no la conoces, no la temas.


Rubén Peláez Seoane

Comienza la guerra, las tropas están formadas, ya estoy preparado, vamos allá. Llegamos a las puertas de la ciudad cargados de energía. Un hilo de voz sale de una hermosa mujer. Es mi madre suplicando que parase aquello. ¡Parad!, grité. Mientras abrazo a mi madre el ejército se va y la ciudad entra en calma cuando un duro golpe atravesó mi cuerpo de lado a lado, caí al suelo y hablé diciendo ¡Parad esta guerra!

Marta Rguez. Díaz                                              Pedro Ruisánchez Cano

Cayo Marcio, el Coriolano                                       Me expulsaron
de Roma desterrado                                                 me echaron
por levantarse contra el Senado.                               de mi Roma
Los volscos le llamaron                                            de esa Roma.
para un ejército dirigir                                              Me fui con el enemigo
contra Roma .                                                            con el que tanto odiaba
Al llegar a  la ciudad                                                 ataqué Roma
sale la madre a suplicar                                            esa Roma
que la ciudad no atacaran                                        Mi madre,
que a la gente no mataran.                                        mi esposa, mi hijo
Coriolano decide no atacar                                       paré el ataque y
los volscos lo van a matar.                                      lo pagué con mi muerte. 





EGMONT

Samuel Suárez Martínez

Pasea el enamorado por el parque
Mientras ella duerme en su palacio,
Ella observa a los niños correr, jugar,…
Esta partida es de dos, de rey
Y reina, mueves el primer peón,
El primer sentimiento, el primer
Momento nuestro y haces palpitar mi corazón.

Pedro Ruisánchez Cano
Luché por una religión,
Una idea que no era mía
Y eso me costó la vida,
Pero no sólo la mía, también
La de la que amaba más en mi vida,
Clarita.

Alejandra Delgado Martín
El héroe Egmont
Luchaba a traición
De su propia religión
Sin más dilación.
Furiosos los españoles
Por ayudar a los protestantes
Le buscaron por todas partes
No dudaron en matarle
Su novia, al enterarse
No quiso vivir sin él
Se suicidó sin pensarlo,
La cabeza de Egmont cortaron.
Así fue recordado
El valiente Egmont
Traidor y salvador
Asesinado por los de
Su propia religión.


Rubén Peláez Seoane
Sueño con una hermosura
En ella hay una enorme ternura
Su nombre es Clarita
Beso tras beso ella palpita
Ríe con amor y mientras las estrellas
Mira, ella se duerme en mi regazao.
La llevo a palacio.
El rocío cae sobre las rosas
Que despiertan entre mariposas
Tras uno de los cristales
Entra un rayo de sol
Que ilumina con clamor.


Miguel González Álvarez
Cristiano soy yo
Pero el dolor
No quiero que se inflinja
Por ser distinto
Protestante o cristiano
Qué más da
Lo que cuenta es el interior
Mi cabeza rodará
Pero no llorará porque
Yo muera siguiendo mi ideal
Protestantes hay, ¿por qué
Perseguirles si no han hecho
Ningún mal?
No maltrates si no quieres
Que te maltraten,
Cualquiera lo puede entender
A menos que el rencor te atrape
Como un cuervo que
Quiera alimentarse.

Cristina Rodríguez Quirós
Esto pasó hace tiempo,
España, un país dominante
Sobre todo y ante todo
Sus órdenes se seguían.
Católicos y protestantes
Entre ellos luchaban,
Egmont, era católico
Aunque a los protestantes ayudaba.
Deseaba la igualdad
Por todos hay que luchar,
En contra de su superior
A los otros ayudar.
El Duque de Alba lo descubrió,
No quiso saber más,una traición decía que era,
No merecía la vida ni nada más.
Sus órdenes acatar,
Cortar su cabeza pedía,
Hacerle ya morir
Un traidor allí no viviría.
Clarita, su amada, sabía lo que ocurría
Ella se suicidó
Al más allá juntos irían.





FIDELIO

Miguel Glez. Álvarez

Ladrón, ladrón eres tú,
eres un matón
que no tiene corazón.
Pizarro, maldito seas,
tú eres dueño
de tu riqueza robada
y sólo de ella.
La cárcel es dura,
no hay ni agua pura,
ni pan bueno o malo,
sólo dolor.
Leonora, eres mi salvación,
disfrazada de Fidelio
tienes mi corazón.
Créeme, gobernador:
no serás el ganador.

Alba Manzano Manzanares

Cumples condena conmigo,
Velas mis sueños,
Velas mi trágico sino,
¡Oh, amada mía!
¿Qué sería de mí
si no estuviese contigo?
Mis sueños serían pesadillas,
Mi risa, lágrimas´
Mi vida, una amarga condena
Que me llevaría al suicidio.
¡Oh amada mía
qué afortunado fui
de encontrarte en mi camino!

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